jueves, 5 de marzo de 2009

El menú del día


Dedicar cada día unos minutos a cocinar a prisa y corriendo algún plato para saciar las hambres de la familia, no es cocinar. Cuando un placer como la cocina pasa a ser una obligación, no se disfruta igual. El hecho de cada mañana pensar ¿y qué les doy hoy? ... eso no que a fulanito no le gusta, lo otro no, que lleva pimientos y a menganita le dan tirria ... así que al final nos quedan un par de socorridas opciones, y una va tirando de ellas hasta el aburrimiento.

Un día me levanto inspirada y trato de disfrazar esas verduritas tan ricas, con una estupenda receta de budin de verduras. Saco del armario aquel molde tan coqueto que compré en el Lidl, con forma de Winnie the Pooh. Pensando que ningún niño se resistiría jamás a comerse al tierno osito, regado con una rica salsa de tomate... Pues no. Ni aún así. Me deprimo al escuchar esas frasecitas tan lindas, con esas vocecitas tan dulces: "sabe raro", "es verde", "¿dónde está el chocolate?", "yo no me quiero comer a Winnie, me da pena", "¿me lo puedo llevar a mi cuarto?"... Finalmente, Mami se come, durante dos o tres días el budin de verduras tan rico que me enseñó a hacer mi madre. Ese budin que a los niños les encanta... pero ¿a qué niños?

En fin, a una que le gusta muuucho la cocina, que puedo pasarme horas de pie dando vueltas a la cuchara, la rutina me hace retrasar esas tardes de ocio ante las cazuelas. Eso sí, el placer de pasar la tarde con mis hijas en la cocina, haciendo galletas de múltiples formas sustituye a cualquiera de los mejores platos.

Así que, me quedan los menús básicos: hoy voy a hacer unos suculentos filetes empanados con patatas fritas, y antes de ello una buena sopita casera, que como ha vuelto el frío, entra que da gusto. ¡¡Y a quién no le gusta eso!!

Porque la olla de sopita, o caldito gallego, que no falte durante el invierno. Es requisito imprescindible para la correcta alimentación.

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